El otro día me preguntaron en un comentario si yo no estaba escribiendo porque estaba muy feliz... gracias por las buenas intenciones, ya quisiera yo, pero no exactamente.
Cuando la psicóloga de mis hijos me mandó donde la psiquiatra, en realidad, yo me quillé. Me pareció una intransigencia de marca mayor de su parte mandarme a tomar medicamentos solamente basada en la observación, varias consultas y 2 evaluaciones... Pero como yo soy una persona muy obediente, fui.
La psiquiatra estuvo de acuerdo con el diagnóstico y me recetó 2 pastillas por "alteraciones en el estado de ánimo", yo le dije que yo pensaba que era normal estar triste a veces, enojado otras y otras veces feliz. Pero parece que no es tan sencillo. Esto es lo que ella me explicó: es normal deprimirse si pasa algo triste, y es normal encojonarse algunas veces, pero estos procesos deben ser de 2 a 3 días, no es normal pasarse 2 semanas deprimido, luego 2 semanas con pique y después 2 semanas bien, como estaba yo. Y el motivo por el que no es normal es porque esto afecta la vida profesional, familiar y personal. Esto no lo sabía yo, por eso es que hay tantos locos en la calle y personas con desórdenes de la conducta (para muestra un botón: miren a Eduardo), es que no se atienden a tiempo.
Algunos imprudentes me dijeron que no me las bebiera ¡oh, sí, porque yo soy loca para dejar de tomarme una medicina que me recetaron y de la que depende mi salud mental! Mis hijos necesitan que yo esté bien, porque yo soy su única madre, mi mamá necesita que yo esté bien porque yo soy su única hija y yo necesito estar bien, porque yo mantengo mi casa. Y otras personas me han dicho que no se lo cuente a nadie, pero qué va, se lo digo a todo el mundo, si me van a juzgar, háganlo ahora y el que no me acepte que siga su rumbo.
Esta visita fue en la primera semana de diciembre y los medicamentos fueron un antidepresivo (porque según ellas yo estaba empezando un proceso depresivo) y un estabilizador, que potencia el efecto del antidepresivo y evita los cambios de estado de ánimo. El punto es que el efecto terapéutico empieza 14 días después de empezar a tomárselo y yo estaba desaparecida esperando que hicieran efecto, para poder seguir mi vida más estable y más feliz.
El antidepresivo se puede tomar con alcohol, pero la literatura del otro recomienda que si uno está deprimido no debe tomar alcohol, lo cual se cae de la mata. No tiene uno que estar bebiendo medicinas de la cabeza, opino yo, para saber que el que está deprimido no debe beber, puesto que el alcohol es un depresor del sistema nervioso central. Pues resulta que cuando cogí el maldito pique del día 20 ya yo estaba borracha y no pude evitar la interacción. No solo me dio fiebre, dolor del cuerpo, nerviosismo excesivo y una de las resacas más terribles de mi historia, sino que también esto vino acompañado de una pérdida casi total de la memoria que incluye no saber dónde amanecí, solo sé que volví a mi casa desde la zona colonial cerca de las 11 de la mañana del día siguiente.