"...la rueda de la fortuna, lenta pero inexorable, y tarde o temprano da la vuelta completa." Arturo Pérez-Reverte. El Club Dumas.
Como dice mi mamá: el mundo es redondo y da muchas vueltas. La venganza y la reivindicación son dos caras de una misma moneda, o no una moneda, porque el cierre también lo es.
La mayoría de la gente, sobre todo las mujeres, esperamos obtener un cierre, 'closure' cuando se quedan capítulos inconclusos en nuestras vidas y la mala noticia es: no lo vamos a obtener, por lo menos no la mayoría de las veces, no en el momento que queremos y probablemente no el cierre que esperábamos.
Yo he tenido el privilegio, y por algún motivo mi mamá también, de que siempre me vuelven a caer en la palma de la mano las personas con las que dejé asuntos pendientes. Sea para vengarme, para pedir perdón o sencillamente para tener esa última conversación. El ejemplo más reciente fue con Eduardo y ya lo conté: justo cuando por fin logré sanarme, tuve la oportunidad de conversar con él como amigos (aunque yo pensaba que no estaba lista), sentirme en paz y sobrevivir la tarde sin tocarlo ni una sola vez. Esta fue una gran batalla, pero he ganado otras bien interesantes.
Cuando mi novio del high school terminó conmigo, hace ya como 15 años, en lo que puedo describir como el episodio más doloroso de toda mi vida, sin ningún tipo de competencia, vino una etapa de someternos mutuamente a la tortura de ponernos de pelotita de ping pong, más terrible que la misma ruptura inicial. Recuerdo que como a la tercera caída tuve por fin la oportunidad de decirle: "no gracias, vete a la mierda". Él es un hombre espectacular y quizás no se merecía ese trato, pero me hizo bastante daño en esos meses y poder contestarle eso, por fin me dio el cierre que yo necesitaba. Jamás volví a mirar atrás y me prometí que nunca me volvía a pasar: Pa' tra' ni pa' coger impulso!
Otro asunto que tuve pendiente por muchos años tiene que ver con un profesor mío de 1ro de bachillerato, yo tenía 12 años y él 24 y no ocultaba su clara preferencia por mí. Mis notas con él andaban por el suelo, pero hablábamos mucho y pasábamos el recreo juntos el único día de la semana que él iba al colegio. Empezó por este estilo: al principio decía en clases "si yo tuviera una hija me gustaría que fuera como tú", luego "si yo tuviera una novia me gustaría que fuera como tú" ¡y eso, que él tenía una novia! cuando nos vimos por última vez me dijo que lo llamara cuando tuviera 18 años.
Dicho y hecho, cuando tenía 18 años me lo encontré en Capuccino y reanudamos el contacto, resulta que él estaba haciendo una maestría en mi misma universidad... salimos par de veces, hablamos mucho por teléfono, intercambiamos libros, honestamente no me acuerdo si llegué a acostarme con él... y varios meses más tarde me llamó: "me caso este año, pero no sé con quién y quiero saber si tú eres una opción" Lamentablemente tuve que contestar que no, que ya tenía novio... ¡pero cerré ese capítulo!
Un ejemplo de reivindicación tiene que ver con un tipo con quien me acosté una sola vez hace cerca de 13 años. En aquel tiempo yo juraba que era fotógrafo, pero ahora es cantante, o crooner más bien. Luego de varios años, cuando conocí a mi segundo esposo me enteré que ellos eran amigos desde hacía años.... saber eso y cogerle odio fue un proceso instantáneo por una razón muy sencilla: nadie que fuera amigo de Adrian podía servir, obvio ¿no? A través de los años, cada vez que me encontraba en la calle al pobre Luichi me sentía súper incómoda solo con su presencia. Hasta que por fin este año y gracias a la influencia de mis amigos Lucy, Gleider y Miguel, cuya opinión yo respeto y valoro y no se cansaban de cantar las alabanzas de Luichi, me decidí a darle una segunda oportunidad en mi mente y en mi corazón. Me acerqué a él, intercambiamos teléfonos, reanudé el contacto y pude comprobar de primera mano que todo lo que se dice de él es bien ganado. Ahora nos llevamos bastante bien, probablemente no me volveré a acostar con él pero ya no me arrepiento de haberlo hecho la primera vez... sino todo lo contrario!
Esta última historia es bien reciente. La dejé de último porque la protagonista nunca llegaría hasta aquí si estuviera leyendo este blog. Fue vil, pero necesario. Hay una criatura de la zona que desde la primera vez que me vio se dirigió a mí en un tono agresivo y amenazante, no la describo porque no soy racista pero baste con decir que la mayoría de los tecaticos del parque le llevan como 2 millas en formación. Traté de hablar con ella y ví que no razonaba, al mismo tiempo me decía que quería estar de primera en la fila el día que yo me volviera lesbiana. Por razones obvias, escogí esta segunda opción, seguirle la corriente y tratar de llevarme bien con ella. Cuando me veían con ella en la calle, eso generaba una alta taza de rechazo entre mis amigos, porque aparentemente son mayoría a los que ella no les agrada para nada, pero le hacen el allante. La siguiente vez que fue grosera conmigo fue por lo que yo pensaba que era un malentendido; le dije: "si te ofendí, excúsame" me respondió: "yo te pico en lo que se averigua el caso" una respuesta totalmente desproporcionada, sobre todo porque ella ni sabía de qué era que yo le estaba pidiendo excusas.
Esa noche yo estaba pensando seriamente ir para la fiscalía a ponerle una denuncia. No tengo que ver, no le acepto amenazas a nadie. Pero resulta que por lo visto yo soy demasiado vaga para despertarme de madrugada (o sea, antes de las 11) y coger dizque para la zona colonial. Cada vez que trataba de ignorarla o alejarme, se ponía agresiva y me reclamaba. Y permití que eso se quedara así, hasta que se me presentó en bandeja de plata mi oportunidad. Es bueno aclarar que si alguien piensa que yo actúo antes de pensar, que soy indiscreta o que se 'zafan' cosas... no me conoce bien. Todo lo que yo digo es fríamente calculado, aunque ponga cara de idiota para que tú pienses que fue el alcohol.
Pues esta individua llegó al bar after hours que yo frecuento.... ¡con su mamá! inmediatamente le pedí que me la presentara, me senté con la doña a contar cuentos y al final, sin querer queriendo, le hice una pregunta que digo yo que no tiene por qué ofender a nadie: ¿su hija es lesbiana? Ella me contestó: "ha habido comentarios, pero no que yo sepa, ella tiene su novio y todo" le dije "ah, perdón" fui donde ella, le dije que acababa de meter la pata con su mamá, pero ella no me hizo demasiado caso... y todo quedó así por ese día.
Luego supe que le amargué la noche a la mamá, que se la pasó llorando y comenzó a interrogarla. Ella me llamó y me echó un boche, muy merecido por cierto, pero sorprendentemente no se puso agresiva. Luego procedió a dejarme de hablar y evitarme cuando se cruza, lo que yo quise todo el tiempo… YIPPI-KAY-YAY, MOTHERFUCKER! no estoy exactamente orgullosa de esta hazaña, pero ‘a girl’s gotta do what a girl’s gotta do’.
Pregunta importante?
ResponderEliminarTe debo alguna?
Si es asi habla conmigo y no me cobres...
La C-mana!!! Yo creo que tampoco te debo manita, verdad?
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