El otro día --andando con mi hijo del medio-- me encontré con un ex-compañero de trabajo. Cuando ya nos despedíamos me dijo: "Ta' buena tú, se te puede hacer coro"..... Por lo visto la intención fue decirme un piropo, pero fue agridulce porque, honestamente ¿WTF? no te estoy escuchando ¿QUÉ? ¿y este tipo? ¿qué es lo que este mojón se ha llegado a creer? Un maldito enano, feo, gordo, greñú, con los dientes amarillos, torcidos, sonrisa torcida y mirada cínica. Además, si fuera una persona que valiera la pena quizás uno no se fijaría tanto en lo físico, pero para colmo es prepotente, mediocre y no sirve. ¡Qué bárbaro!¡qué autoestima!
Y esto no es más que la misma historia de un tipo que mi amigo Carlitos (q.e.p.d.) y yo conocimos una vez en un chat room. Luego lo conocimos en vivo en una feria del libro. Me contaba Carlitos que después de que yo me fui Fremiot le dijo: me gustó tu amiga, qué pena que es casada! y Carlitos fue y le respondió muy campantemente: "Ah, pero tú te crees que las mujeres andan desesperadas. No es porque esté casada o no ¿qué te hace pensar que si ella estuviera soltera te iba a hacer caso?" ¡¡Buena respuesta, coño!!
Este tipo de actitud de parte de algunos hombres no es más que la perpetuación del mito que oíamos cuando jóvenes, en los primeros años de universidad. Si un hombre salía una vez con una mujer divorciada (o quién sabe, casada todavía) los amigos lo felicitaban, porque obviamente, la tipa 'tenía que dárselo'. Obvio ¿verdad? ¿qué otra opción podía tener una mujer que ya no era virgen sino acostarse con todos los esperpentos que la vida le pusiera enfrente? Imagínate, la pobre, si no cumplía con estas espectativas podía pasarle algo terrible: poner límites, auto-respetarse y quedarse sola hasta encontrar uno que la valorara y quisiera esperar su tiempo. Total ¿dónde dice que hay que besar a tooooooooooooooooodos los sapos? (yo, por mi parte, solo beso a los sapos que me gustan) y si a eso vamos, realmente ¿dónde dice que hay que buscar al príncipe? ;-) Que me encuentre él a mí!!! Total, yo soy una reina.
Pero hay sapos de todos los talajes. Es como el caso de Simón. Después de 3 meses viéndolo, sin haberme acostado con él ni tener el más mínimo deseo decidí dejarlo de ver. La última vez que hablé con él por teléfono le dije: hoy no nos podemos juntar, tengo un compromiso. Era una excusa, pero era verdad. Pues esa misma tarde me lo encontré en Dock, andando yo con un amigo mío, la culebra. Pues don Simón le dijo a Lucy que él se encontró conmigo y yo andaba con alguien y que yo tenía una relación con ese alguien y que él había preferido retirarse para no estorbar.
O sea, que la versión oficial de este mojón, gordo, baboso y que no sabe besar es que él decidió apartarse. Una cosa que yo me pasé como dos meses quejándome de que aunque es bello y millonario, me resulta repulsivo en extremo (y tengo este bló para probarlo). Me da asco hasta pensar en él. Claro, me da más asco que pensara que yo estaba con el otro. Pero cuando hay que elegir entre dos males, a veces hay que escoger el que uno no ha probado.
En estos días me encontré con un artículo interesantísimo en internet de Ann Marsh que se llama "What I learned from dating 100 men". Esta es la traducción de una parte que me gustó mucho:
"Para salir con tantos hombres necesité ser honesta en una nueva forma. En mis 20, cuando el hombre incorrecto me invitaba a salir generalmente mentía. Estaba (a) ocupada, (b) saliendo con alguien más o (c) me iba a mudar para Siberia por un año. Algunos hombres, dándose cuenta de la bola, se rehusaban a desistir. Algunos me convencieron de entrar en citas o, peor, relaciones. Me asombra pensar que dejé el nido sin aprender jamás cómo verbalizar mis propias necesidades y deseos.
Una de mis primeras citas electrónicas me enseñó sobre la honestidad. 'Fue realmente agradable conocerte' me escribió en un e-mail luego de la cita número dos el atleta alto, buenmozo, 'pero no sentí ese algo indescriptible que me diría que tú y yo encajaríamos'.
Me senté ahí mirando a la pantalla de mi computadora. Él había encontrado las palabras para describir mis propios sentimientos. No me sentí rechazada. Me sentí liberada por su valor. Mejor todavía, le robé la frase.
Es embarazoso admitir que estaba aprendiendo los básicos de los límites personales a la edad de 34. Pero también era emocionante. Como un traje de armadura corporal cómoda, ligera, mis límites recién declarados me mantenían segura."
Qué bien. Acabo de terminar de leer el libro Sangre de Campeón: Sin Cadenas. Es sobre la asertividad y estoy aprendiendo algunas cositas. En los últimos años de mi vida me había dedicado a asumir una actitud más zen hacia la vida. Joder menos, juzgar menos, no meterme en lo que no me incumbe, dejar hacer, dejar pasar y no gritarle a la gente. Llegué a un punto de pasividad asombrosa y me pareció que había llegado la hora de sacudirme, para que la gente alrededor mío no vaya a perderme el miedo o creerse que yo soy una alfombra.
Ahora estoy de nuevo en el mode de obtener lo que yo quiero y sin ofensas, pero sin retrocesos. No insulto, pero no cedo. Hoy tuve una pequeña victoria: no querían dejar entrar a mi hijo al centro de cedulación de la junta y yo decidí que no me le quitaba del lado a la persona que estaba en la puerta hasta que me lo dejara pasar. Me lo dejó, y de muy buen humor. No cedí ni un milímetro y obtuve lo que necesitaba. Pulirme en esto de la asertividad es mi nuevo objetivo, por ahora me está pareciendo súper divertido.
Me encanta tu blog, la manera en que escribes y tu lisfestyle. Tu amigo tiene razon y eso me da una cuerda... cuando aparece un bendito que cree que tu no estas con él porque tú tienes pareja, como que es TAN sencillo... que timbales!!
ResponderEliminarPor cierto, te pido permiso para usar una frase que usaste en un escrito viejo en mi blog esto: "A mí, por mi parte, me gustan los hombres machos, masculinos, con testosterona, con voz de hombre, manos de hombre, seguridad y que se les pare; que no sean mierdas, ni mamitas, sino hombres hombres, recursivos, creativos, resuélvelo-todo, que todo lo desarmen y lo arreglen (o por lo menos lo intenten) y que tengan, a pesar de su aspecto brusco, un trato exquisito, con dulzura y caballerosidad extremas... con estos especímenes soy débil, no importa lo feos que puedan ser".
Es que estas describiendo exacto, el tipo de hombre que yo quiero
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ResponderEliminarMuchas gracias, GS. Puedes usar lo que quieras... para eso estamos!
ResponderEliminarSaludos,
K.
A mi tambien me gusta tu blog Kiara, soy una fiel seguidora de tu blog y del blog de gleider!! jejej... Aunque no me conoces, pienso que eres una mujer con mucho temple y determinacion. Este post me cae como anillo al dedo , por que desde hace un tiempo me preguntaba lo mismo con relacion a los hombres, y al igual que a GS, me gustan los hombres como tu los describes y sigo diciendo que es verdad, yo tambien me beso con los sapos que me gustan, no con cualquier sapo...jejejeje
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