Liz Ryan. Make-or-Break Interview Mistakes
Estaba pensando en los huevos que ponen algunos hombres que invitan a salir a una. Son marranadas que antes me daban ganas de dejar al hombre (o al grupo) plantado ahí mismo y largarme sola y ahora no me dan ganas, lo hago. Ya hay un par que se lo ha ganado ¿por qué yo tengo que quedarme en un sitio que no me están tratando con consideración? Si tú no cuidas mis sentimientos... ¿por qué habría yo de cuidar los tuyos? No tengo cuentas pendientes contigo, si tú me haces una perrería en la calle, no me vuelves a ver. Punto.
Pero como cada uno tiene sus cadaunadas valga aclarar que estas son vainas que me molestan a mí. Estas son excentricidades mías, kiaradas. Posiblemente a la mayoría de la gente normal y equilibrada no le molestarían. Quién sabe, quizás ni cuenta se darían.
Pero yo me doy cuenta. Esta es mi lista particular, encontré 9:
Primero, lo más elemental. No existe justificación para que un hombre que trabaja fuera de su casa el día entero no ande encima con un cepillo de dientes y pasta. Todo el que trabaja debe tener su combo en el carro o en la oficina, en el caso de las mujeres, en la cartera. Y si un hombre se comprometió contigo para cuando salga del trabajo, no estoy diciendo que se tengan que bañar, pero por lo menos que sí saque esos 5 minutos antes de salir de la oficina para cepillarse los dientes. Esto es básico.
También hay otra versión de esto: haberse jartado una cena rica en ajo y pretender besarme. O sea, si comiste ajo o cebolla por quintales, aunque me gustes, olvídate de cualquier forma de cercanía cara a cara por esa noche.
Versión C del mismo caso: cuando estamos en el sitio decidido dices permiso y vas y te compras algo de comer PARA TI. Si me vuelves a ver eres mago.
Segundo. Si estamos juntos desde las 11 de la mañana, tú sabes perfectamente bien que yo no he comido. Lo mismo pasa si me invitas a salir a las 7 de la tarde. Demasiado temprano para yo haber cenado en mi casa. Una salida en esas horas tiene que incluir cena ¿o qué pretendes? Si la comida o cena por cualquier motivo debe estar excluida, lo mejor es aclararlo desde el principio: te paso a buscar después de comida. Así se entiende perfectamente y no ofende a nadie.
Segunda versión de esta marranada, peor que la primera: tú me dices que me vas a pasar a buscar a las 7 de la tarde, yo me alisto y tú llegas tardísimo, como a las 8 y muy contento me informas: “excúsame la tardanza, pero es que estaba cenando porque tenía hambre”….. o sea, ni lavas ni prestas la batea. Me quitas un tiempo precioso que lo podría haber utilizado en lo que yo quisiera (así, por encimita, se me ocurre una opción: EN CENAR!!!), pero el sacrificio podría valer la pena si luego vamos a ir a comer, pero ¿qué sucede entonces? que me pasas a buscar yo con hambre y tú jarto como una chincha. Qué maldito chistazo!
Tercero. Me molesta que me invites a una cosa y me salgas con otra. “Kiara, alístate, que vamos para la playa” y cuando llegas “¿a dónde tú quieres ir, y por qué andas con un traje de baño?”. O el cambio de planes unilateral y súbito. Me llamas que me vas a pasar a buscar en 20 minutos, cuando llegas, tocas la puerta, entras a mi casa, te sientas a usar internet en mi computadora y pides bebidas al colmado. Entonces, mojón ¿para qué me hiciste cambiarme? O decirme “vamos por ahí a tomarnos unos tragos” y proceder a ir a una cafetería o algún sitio donde no vendan alcohol o “vamos a cenar” y coger para un bar donde no hay comida.
Una versión un poco más sutil es no tener ni la más mínima idea de dónde ir. No me molesta por la indecisión en sí, sino que cuando me invitas a salir yo pienso que tú tiens alguna idea, cuando me preguntas a mí, yo no sé qué contestar porque no sé cómo andan tu ánimo y tu presupuesto. Esto no importa tanto los primeros 5 a 10 minutos, pero si pasan 20 o 30 y todavía estamos dando vueltas en el carro recorriendo la ciudad sin rumbo fijo y sin haber empezado a consumir alcohol, es annoying.
Cuarto. Entramos a un motel, por sugerencia tuya y tú me dices: “no tengo dinero ¿tú tienes?”. Sin comentarios.
Quinta marranada. Por mutuo acuerdo vinimos para mi casa como es natural, a echar un polvito. Cuando terminamos, procedes a acostarte a dormir. En la mañana, te pones a pasear la casa en pantaloncillos sin ninguna intención de disponerte a irte. Luego te sientas un par de horas en la computadora o en la televisión (pero podría ser peor, podrías quere estárteme pegando). Dejas que llegue la hora de comida y dices “vamos a cocinar algo”. Ubícate: el hecho de que yo esté sola en la casa no significa que me interese tu compañía. Y que te haya invitado a venir a echar un polvo no es una propuesta de matrimonio. Recuerdo una vez que alguien a quien yo invité de visita abusó de mi confianza y se quedó 10 años. Si ya hiciste lo que viniste a hacer, pues ve zarpando. Si por alguna extraña excepción yo quiero que te quedes más tiempo te lo haré saber.
Sexto: Pecados de alcohol. NO soporto que me sirvan o me ordenen otro trago sin preguntarme, pienso que es una actitud condescendiente y ofensiva. Si ves mi copa vacía me encuentro bien que me preguntes ¿te pido otro? Pero no que lo hagas sin preguntarme. Primero, tú no sabes si yo voy a tomar lo mismo; segundo, tú no sabes si yo quiero beber tan rápido; tercero, tú no sabes si ya yo paré de beber. Peor todavía? la actitud contraria, tratar de controlar cuánto yo me bebo ¿tú no crees que ya has bebido suficiente? ¿y vas a seguir tomando?
Séptimo: Pecados de alcohol # 2. Véase Simón. Ese es el paradigma x excelencia. Escenario A: salimos a un lugar donde hay alcohol para tomarnos un par de tragos, solo tú no te tomas absolutamente nada y me dejas sola bebiendo. Escenario B: salimos a un lugar donde hay hay alcohol para tomarnos un par de tragos, y tú das un espectáculo tan deplorable y tan patético que me da náusea hasta acordarme del asco que te vuelves cuando te emborrachas y bebes sin control.
Octavo. Aunque estoy consciente que quizás yo sea la mala de la película aquí. Me quillan los hombres a los que les molesta que yo, en cualquier momento de la noche, me desaparezca y me vaya con otras personas (o sola). El que no pueda vivir con eso, que se olvide de salir conmigo. Yo no soy mamá suya (“si vinimos juntos, tenemos que irnos juntos”) Ajá? ¿dónde lo dice? Grow up.
Pero como cada uno tiene sus cadaunadas valga aclarar que estas son vainas que me molestan a mí. Estas son excentricidades mías, kiaradas. Posiblemente a la mayoría de la gente normal y equilibrada no le molestarían. Quién sabe, quizás ni cuenta se darían.
Pero yo me doy cuenta. Esta es mi lista particular, encontré 9:
Primero, lo más elemental. No existe justificación para que un hombre que trabaja fuera de su casa el día entero no ande encima con un cepillo de dientes y pasta. Todo el que trabaja debe tener su combo en el carro o en la oficina, en el caso de las mujeres, en la cartera. Y si un hombre se comprometió contigo para cuando salga del trabajo, no estoy diciendo que se tengan que bañar, pero por lo menos que sí saque esos 5 minutos antes de salir de la oficina para cepillarse los dientes. Esto es básico.
También hay otra versión de esto: haberse jartado una cena rica en ajo y pretender besarme. O sea, si comiste ajo o cebolla por quintales, aunque me gustes, olvídate de cualquier forma de cercanía cara a cara por esa noche.
Versión C del mismo caso: cuando estamos en el sitio decidido dices permiso y vas y te compras algo de comer PARA TI. Si me vuelves a ver eres mago.
Segundo. Si estamos juntos desde las 11 de la mañana, tú sabes perfectamente bien que yo no he comido. Lo mismo pasa si me invitas a salir a las 7 de la tarde. Demasiado temprano para yo haber cenado en mi casa. Una salida en esas horas tiene que incluir cena ¿o qué pretendes? Si la comida o cena por cualquier motivo debe estar excluida, lo mejor es aclararlo desde el principio: te paso a buscar después de comida. Así se entiende perfectamente y no ofende a nadie.
Segunda versión de esta marranada, peor que la primera: tú me dices que me vas a pasar a buscar a las 7 de la tarde, yo me alisto y tú llegas tardísimo, como a las 8 y muy contento me informas: “excúsame la tardanza, pero es que estaba cenando porque tenía hambre”….. o sea, ni lavas ni prestas la batea. Me quitas un tiempo precioso que lo podría haber utilizado en lo que yo quisiera (así, por encimita, se me ocurre una opción: EN CENAR!!!), pero el sacrificio podría valer la pena si luego vamos a ir a comer, pero ¿qué sucede entonces? que me pasas a buscar yo con hambre y tú jarto como una chincha. Qué maldito chistazo!
Tercero. Me molesta que me invites a una cosa y me salgas con otra. “Kiara, alístate, que vamos para la playa” y cuando llegas “¿a dónde tú quieres ir, y por qué andas con un traje de baño?”. O el cambio de planes unilateral y súbito. Me llamas que me vas a pasar a buscar en 20 minutos, cuando llegas, tocas la puerta, entras a mi casa, te sientas a usar internet en mi computadora y pides bebidas al colmado. Entonces, mojón ¿para qué me hiciste cambiarme? O decirme “vamos por ahí a tomarnos unos tragos” y proceder a ir a una cafetería o algún sitio donde no vendan alcohol o “vamos a cenar” y coger para un bar donde no hay comida.
Una versión un poco más sutil es no tener ni la más mínima idea de dónde ir. No me molesta por la indecisión en sí, sino que cuando me invitas a salir yo pienso que tú tiens alguna idea, cuando me preguntas a mí, yo no sé qué contestar porque no sé cómo andan tu ánimo y tu presupuesto. Esto no importa tanto los primeros 5 a 10 minutos, pero si pasan 20 o 30 y todavía estamos dando vueltas en el carro recorriendo la ciudad sin rumbo fijo y sin haber empezado a consumir alcohol, es annoying.
Cuarto. Entramos a un motel, por sugerencia tuya y tú me dices: “no tengo dinero ¿tú tienes?”. Sin comentarios.
Quinta marranada. Por mutuo acuerdo vinimos para mi casa como es natural, a echar un polvito. Cuando terminamos, procedes a acostarte a dormir. En la mañana, te pones a pasear la casa en pantaloncillos sin ninguna intención de disponerte a irte. Luego te sientas un par de horas en la computadora o en la televisión (pero podría ser peor, podrías quere estárteme pegando). Dejas que llegue la hora de comida y dices “vamos a cocinar algo”. Ubícate: el hecho de que yo esté sola en la casa no significa que me interese tu compañía. Y que te haya invitado a venir a echar un polvo no es una propuesta de matrimonio. Recuerdo una vez que alguien a quien yo invité de visita abusó de mi confianza y se quedó 10 años. Si ya hiciste lo que viniste a hacer, pues ve zarpando. Si por alguna extraña excepción yo quiero que te quedes más tiempo te lo haré saber.
Sexto: Pecados de alcohol. NO soporto que me sirvan o me ordenen otro trago sin preguntarme, pienso que es una actitud condescendiente y ofensiva. Si ves mi copa vacía me encuentro bien que me preguntes ¿te pido otro? Pero no que lo hagas sin preguntarme. Primero, tú no sabes si yo voy a tomar lo mismo; segundo, tú no sabes si yo quiero beber tan rápido; tercero, tú no sabes si ya yo paré de beber. Peor todavía? la actitud contraria, tratar de controlar cuánto yo me bebo ¿tú no crees que ya has bebido suficiente? ¿y vas a seguir tomando?
Séptimo: Pecados de alcohol # 2. Véase Simón. Ese es el paradigma x excelencia. Escenario A: salimos a un lugar donde hay alcohol para tomarnos un par de tragos, solo tú no te tomas absolutamente nada y me dejas sola bebiendo. Escenario B: salimos a un lugar donde hay hay alcohol para tomarnos un par de tragos, y tú das un espectáculo tan deplorable y tan patético que me da náusea hasta acordarme del asco que te vuelves cuando te emborrachas y bebes sin control.
Octavo. Aunque estoy consciente que quizás yo sea la mala de la película aquí. Me quillan los hombres a los que les molesta que yo, en cualquier momento de la noche, me desaparezca y me vaya con otras personas (o sola). El que no pueda vivir con eso, que se olvide de salir conmigo. Yo no soy mamá suya (“si vinimos juntos, tenemos que irnos juntos”) Ajá? ¿dónde lo dice? Grow up.
Noveno. Mi pareja de tesis tiene su propio favorito y es éste. Me cuenta Gina que si ella se monta en el carro de un tipo y él pone bachata, Fernandito Villalona o cualquier otra chopería el resto de la noche es tiempo perdido, porque es cruz y raya con él. Murió con flores. Muy bien pensado…. tengo que aprenderme esa, para poder escaparme temprano.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarCompletamente de acuerdo... aunque igual que M, la ocho no me ha pasado (si a mi me buscan a mi casa me tienen que dejar en mi casa) y la nueve... yo no discrimino musica (aunque bueno si el tipo se pasa la noche oyendo al omega, por ejemplo, hay problemas!)
ResponderEliminarTienen razón en algo: el tema de la dejadera botado es algo más complejo porque tiene 4 variables. Que tienen que ver con quién pasó a buscar a quién y quién es que se quiere ir para su casa (o para otra parte).
ResponderEliminar1ro El hombre pasó a buscar a la mujer y él se quiere ir y ella quedar: él debe darle la opción de quedarse. Esa no es su hija para usted intentar obligarla a acostarse a la hora que a usted le da sueño. Despídase amablemente y bye-bye.
2do El hombre pasó a buscar a la mujer y él quiere quedarse, pero ella no: lo cortés es llevarla, aunque usted vuelva al sitio. O por lo menos pedirle, pagarle y esperar con ella el taxi.
3ro La mujer pasó a buscar al hombre y él quiere irse, ella se quiere quedar: "pues vete, besos y abrazos y luego hablamos". Total, usted es un hombre grande y puede resolver.
4to La mujer pasó a buscar al hombre y él quiere quedarse, ella se quiere ir: El problema es que puede que ella tenga miedo de irse sola. Pero esto no es problema de él. Ella es una mujer independiente y anda montada. Esta situación se da todos los días sin mayores complicaciones.
La idea es lograr estas condiciones: 1ro) que nunca haya una situación de manipulación o control porque ud. tenga el carro o esté pagando la cuenta y 2do) que nunca se deje a una persona en una posición inferior o desfavorecedora. Y lograrlas respetando los deseos de todos. Que nadie tenga que estar donde no quiera estar.
Ah! Ahi la cosa cambia. Por eso yo, aunque el tipo me pase a buscar, siempre ando con mi celular y mas que suficiente dinero por si se me ofrece irme en taxi, nunca se sabe.
ResponderEliminarkiara: me lei tu blog el fin de semana, completo. En lugar de estudiar para mi tesis, estoy capitalizando tus "enseñanzas", ja. "Es embarazoso admitir que estaba aprendiendo los básicos de los límites personales a la edad de 34. Pero también era emocionante. Como un traje de armadura corporal cómoda, ligera, mis límites recién declarados me mantenían segura", una cita para recortar. Gracias...
ResponderEliminarcritos, ja.
Octavo. Aunque estoy consciente que quizás yo sea la mala de la película aquí. Me quillan los hombres a los que les molesta que yo, en cualquier momento de la noche, me desaparezca y me vaya con otras personas (o sola). El que no pueda vivir con eso, que se olvide de salir conmigo. Yo no soy mamá suya (“si vinimos juntos, tenemos que irnos juntos”) Ajá? ¿dónde lo dice? Grow up.
ResponderEliminarno estoy deacuerdo contigo hay o es que la palabra COMPROMISO te bale mierda ?? primero si tienes una pareja y no vives con el pues la mas desente y cortes es que le digas: yo boy a ir alli quieres venir? si dice no! pues me voy sola y punto. pero si vives con alguien bajo el "mismo techo" tienes el dever decir pa donde tu vas con quien tu vas y cuando piensas bolver o que tu mario se puede ir solo por hay y no decirte na !!?????? si como no! hay que respetar pa que lo respente asi de sencillo es!! si es un jevo con el que hehcas un polvo de ves en cuando as lo que dices desaparecete amedia noche que eso el no la ba a IMPORTAR!!
como dicen no hagas a otro lo que ati no te gusta que te hagan.
pienso que un relacion el respeto depende mucho de la comunicacion
Primero que nada: Muchas gracias por tu comentario tan amable y tan bien escrito.
ResponderEliminarSegundo: Sí. LA PALABRA COMPROMISO ME VALE MIERDA. Si leyeras más atrás en el blog verías que no creo en el compromiso, no creo en la fidelidad, no creo en los sentimientos y no creo en el forever.
Y tercero, quizás el más importante: ¡¡Aprende a leer, animal!! se refiere a cuando estoy en la calle con una persona o un grupo de personas, siempre prima mi derecho a irme de ese lugar cuando y con quién me de la gana, puesto que yo me mantengo.
Bueno, estoy de acuerdo contigo en la mayoria de los puntos.... es que me parece que es mejor ser claras y dejar todo bien puesto, hay cosas que no se admiten y no tengo motivos para soportar...
ResponderEliminary quien no pueda con eso pues que ni lo intente, creo justo y valido decir que el hombre se sienta intimidado o no pueda con una mujer asi, pues simplemente no es el hombre para dicha mujer...
Kiara