(del 17 de Febrero ¡qué trauma!)
Esa es la vida: abrir muuuuuuuuuuchas puertas y luego cerrar algunas.
Mi esposo me ha estado mandando mensajes interdiario.
El primero decía: “Buenos días, mi amor”
El segundo: “Todos los días sueño contigo”
El de ayer: “¿Quieres ser mi amante?” Cuando recibí este me cagué de la risa y llamé a mi compadre, que me dijo bueno, vamos a divertirnos a expensas de él. Mi compadre es mi único contacto con Adrian, porque hace más de un año que yo no le hablo. Él le dice siempre: quizás dentro de 5 años tú seas el hombre que Kia necesita que tú seas ahora, pero entonces ya ella va a estar en otra etapa de su vida. Pues el día que llegó el primer mensaje yo le dije: dile que ya cambié de opinión, que ahora no son 5 años, sino 20. Pues a la pregunta de si quiero ser su amante Nilson le respondió con un mensajito: “ella lo va a pensar”
El día de San Valentín, sin embargo, no me mandó nada.
Lo bueno es que mis hijos juran y perjuran que él solo me quiere como amiga ¡oh sí, cómo no! No, pero en serio. Tendría que ser loca yo para volver a abrir una puerta que la otra vez me hizo tanto daño. Sería como ponerme enfrente de él y decirle ok, pisotéame. Entonces empezarían los insultos, los gritos, las crisis de celos y las persecuciones. ¡no gracias!
Pues hace un par de días me mandó otro: “Durmiendo con la fiel, soñando con la infiel”…. Como dice Clary: lo bueno es que él lo más seguro piensa que me está diciendo algo muy bonito. Mojón.
La noche del 13 cuando salí me encontré a Marino, que, por supuesto, no me habla. Como él dijo que iba a hacer como si no me conociera me pasé toda la noche buscando quién me lo presentara. Me dio la mano muy formalmente, yo ni lo miré y di media vuelta.
La noche del 13 cuando salí me encontré a Marino, que, por supuesto, no me habla. Como él dijo que iba a hacer como si no me conociera me pasé toda la noche buscando quién me lo presentara. Me dio la mano muy formalmente, yo ni lo miré y di media vuelta.
Pues parece que a mí se me pegó la sinvergüencería del marido mío porque anoche cuando llegué a la casa se me ocurrió ponerle este mensajito para joder: “tú no tienes que caerme bien para yo acostarme contigo”
Pues él, muy indignado por lo visto me contestó así: “Si no te caigo bien mayor motivo para no volver a vernos. Yo no soy cualquier hombre. Good bye, for ever”
Qué melodrama! Pues resulta que hace varios días se me acabó la pastilla de no joder y ayer fue que empecé a bebérmela de nuevo, o sea que como todavía tengo la jodeína alta volví y le contesté: “Y un beso para ti también. Vienes hoy?”
¡qué divertido!
Me quedé esperando otro boche histérico de su parte, pero no pasó. Parece que se dio cuenta que yo solo estaba fuñéndolo.
Lo primero que hice al día siguiente fue llamar a Eduardo padre, que quedó en stand by cuando decidí probar a ver hasta dónde llegaba con Marino.
Pero lo mejor del caso es que el lunes me encontré de nuevo a Marino, vino a la mesa donde yo estaba sentada con mis amigas, se portó como la gente y yo me lo llevé. Me quedé con él hasta el martes a media mañana. Luego no volví a saber de él, pero no importa. Por lo visto esta puerta quedó entreabierta. Veremos.
Y hablando de abrir puertas no sé qué animal me picó y me hizo abrirle la puerta en el fin de semana pasado a Axel, el de Toque Profundo. Resulta que la noche de San Valentín había un grupo donde Selena y como a las 3 yo decidí irme para mi casa. Frao vino conmigo porque había dejado en mi casa la cartera, o el motor o no sé qué cosa. Pues cerca de las 5:30 me llama Axel, que dónde estoy… yo, pensando que él puede entender una indirecta le digo lo siguiente: “estoy en mi casa, en mi cuarto y en mi cama con un hombre al lado” “ah, po ta bien… voy pa’ lla” (WTF?) y efectivamente, poco antes de las 6 de la madrugada se aparece y procede a quitarse toda la ropa y meterse en la cama conmigo y Frao. Por supuesto, no tardamos en espantarnos, ponernos la ropa y salir a la sala a desayunar con un cómodo romito. Ahí se fue por el inodoro una mañana de descanso. Como 15 minutos más tarde llegaron los 3 amigos que habíamos dejado más temprano en casa de Selena y se quedaron hasta que se puso el sol. No vuelvo a abrir puertas ni contestar teléfonos los domingos.
Abrir puertas, cerrar puertas, anclar naves, quemar puentes. C’est la vie.
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¿y cómo lo ve usted que tiene lentes, doctor?