jueves, febrero 12, 2009

El final de una era

"Mira la gente en la calle, los viejos miran al pasado, los jóvenes al futuro. ¿Dónde debe mirar ella? Piensa en los Buendía de García Márquez, quisiera saber cuántas oportunidades tendrá ella sobre la tierra." Marcela Serrano. Nosotras que nos queremos tanto

En estos días me llamó Guido y me comentó que estaba triste. Se sentía un poco desarraigado porque le cerraron su casa: el Steak House Café cerró para no volver a abrir. Me comentaba que después de ir casi diario por tantísimos años se sentía desubicado, como si le hubieran halado el piso por debajo de él.

Pero Guido no es el único que pierde con este cierre. A pesar de que nunca fui tan asidua como él una buena parte de mi historia se escribió en Steak.

Recuerdo cuando lo abrieron y yo iba con mi esposo y algunas amigas y había fila para entrar y el letrero de la entrada decía que solo aceptaban 250 personas. Recuerdo también pocos años más tarde cuando en cada salida que yo hacía Steak era una de mis paradas obligatorias para beberme un capuccino, andara yo sola o acompañada. Recuerdo cuando Steak era el único Friday's antes de existir Friday's. Recuerdo cuando yo iba con los tígueres sin falta a todos los juegos de los Bulls... y recuerdo uno de esos días, atestado de gente, cuando paramos a un empleado y osamos pedirle comida y con mucha prepotencia nos contestó que él era bartender, que llamaran a un camarero, y se fue. Recuerdo algunos meses más tarde cuando fui con un grupo de amigos a celebrar que habíamos pasado diseño 8 y el mismo bartender nos mandó a apagar los cigarros (unos túbanos que habíamos comprado para la ocasión y acabamos fumándonoslos en Soho, donde no nos jodían).

Y recuerdo el día de Halloween aquél en que vinieron 22 mejicanos a un congreso de arquitectura, y como yo era amiga del profesor me convertí en la guía turística extra-oficial de ellos. Y como no había manera de conseguir que nos atendieran nos mudamos para la barra mi amiga que vivía en mi casa, el mejicano que me gustaba a mí y yo, dejando al grupo junto con mi esposo en las 4 mesas que habían juntado. Y cuando nos atendió el bartender (el mismo pedante de las otras dos veces) y le notamos el acento nos dijo que era colombiano. Y cuando se fue mi amiga me preguntó ¿no te gusta el colombiano? y yo le contesté: no, me gusta el mejicano. Más adelante yo le caí atrás a él y le dije tú le gustas a mi amiga y él me dijo a mí también me gusta ella. Pues ella vive en mi casa, este es el número.

Quisieron las circunstancias que mi amiga no parara aquí. Trabajaba de día, estudiaba de noche y además tenía novio. O sea que cada vez que Adrian la llamaba, no la podía encontrar y se ponía a hablar conmigo.

Tres semanas más tarde, el 23 de noviembre nos fuimos para Santiago a un concierto de Los Ilegales, porque su único día libre era el domingo y el domingo tocaban allá. Estando allá me dijo que estaba enamorado de mí. Yo le contesté ¿cuántas novias tú tienes? 6 me dijo. Le pasé el celular: si tú quieres algo conmigo me las botas a las 6 ahora mismo. Dicho y hecho.

2 semanas más tarde, el 8 de diciembre del 1997, día de la Inmaculada Concepción nos juntamos en mi casa mi novio, un amigo mío y yo. Adrian llegó con una botella de whisky y me anunció que había dejado el trabajo. Nos fuimos a la azotea a bebérnosla mientras mi marido dormía. Como a las 3 de la mañana Adrian decide que va a pedirle mi mano a mi esposo. Toma mi llave le dije yo y él bajó. Yo me quedé bebiendo. Al rato me llamaron al celular: baja. Dejé a mi amigo solo, bajé al apartamento y entré a la habitación. Mi novio me anunció que él le había dicho a mi esposo que él me amaba y se quería casar conmigo, que por favor se fuera. Edgar le contestó bueeeeeeeno, yo no te lo recomiendo, pero si tú quieres meterte en ese lío.... allá tú.

Esa noche dormimos en la habitación de mi amiga, que estaba en Azua y Edgar siguió durmiendo en la nuestra. A la mañana siguiente se fue. Adrian se quedó. A veces íbamos a Steak, a veces no, pero siempre estaba presente en nuestras vidas.

10 años de feliz matrimonio y 2 hijos más tarde, el día de nuestro décimo aniversario --nuestras bodas de lata-- en lo que puede considerarse como uno de los días más tristes de mi existencia, nos separamos estando tan listos para hacerlo como el día que nos habíamos mudado juntos, o sea nada. El final de esta historia de amor nos sorprendió a ambos. Los efectos que esto ha tenido en mi vida los estoy controlando farmacológicamente. Ya hace un año que no le hablo y ayer me puso un mensaje: Todos los días sueño contigo (qué casualidad!! yo también). Hace 2 días me puso otro: Buenos días, mi amor. Y cada vez que esto pasa la respuesta se me queda atrabancada en la garganta y me ahoga.

Las últimas veces que fui a Steak, en diciembre, me sentaba sola en la barra a ver todo, a recordar, a ponerme nostálgica. A volver a estar soltera en el mismo sitio que 11 años antes conocí al amor de mi vida.

1 comentario:

  1. hola, muy chulo tu blog... no me digas que lo cerraron, si me trae muchos buenos recuerdos tambien... no tantos como a ti pero cuando vivia alla iba a ver los juegos de pelota a steak y a oir musica de los 80 y 90, las pieles de papa era lo que siempre pedia con mi trago y para un cumpleaños me brindaron un trago y un brownie una vez...

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¿y cómo lo ve usted que tiene lentes, doctor?