un playboy de cantina.
Ella una cortesana, vendia hasta a su hermana
por medio gramo de harina.
Ella una cortesana, vendia hasta a su hermana
por medio gramo de harina.
Y el le pregunto
perdona, ¿tienes cama?.
Y ella le contesto:mientras dure la bolsa
de la tuya soy esclava."
Melendi. De bar en peor
El tema de la prostitución está tan réquete-manoseado que ya cansa. Es bastante común en todas las sociedades y según me parece a mí, bastante legítimo. Yo recuerdo que cuando yo era casada siempre le decía a mi marido, relajando "si yo volviera a ser soltera jamás en la vida lo volvería a dar de gratis"... pero qué va! Contra todas mis espectativas me quedé soltera de nuevo y no he servido para eso. Yo ni siquiera he podido ser capaz de conseguir un hombre que me regale un celular (tuve que esperar que crecieran mis hijos).
Como quiera, a las que tienen los cojones de poner al novio a llevarle compras a la casa y a pagarles el salón (aunque cueste unos miles) yo las felicito (y a la vez las exhorto). Ya quisiera yo haber aprendido a ser un cuero. Pero hay otra situación que se conoce que va más allá de dar la nalga por dinero, y es darla por una nota.
Cuando nos hablan de las mujeres que lo dan por drogas nuestra mente se va automáticamente a los escenarios más sórdidos, a la calle adentro de Yordano; al Bonsuá y el Mamaya; a los antros de mala muerte, más arriba de la Ovando en los cabarets y burdeles. Siempre pensamos en unas pobres muchachas morenas, flaquitas o gordas, jodías, posiblemente con hijos, sin trabajo, adictas y en el más bajo estado de degradación (por lo menos en nuestro país, supongo que las tecatas --igual que las putas-- en Europa son rubias) y en realidad esta situación nos apena.
Pero este no necesariamente tiene que ser el caso.
Conozco a una muchacha contemporánea conmigo llamada Celestina, blanca y bonita, flaca y viste muy conservadoramente, y puedo decir sin lugar a dudas que no sale mucho a la calle. Tan conservadora que se ofendía si yo decía en público que ella era "mi novia". Estudió derecho en la PUCAMAIMA (nada más y nada menos, de hecho, ella cuenta que vivía enamorada de Guido pero él ni la miraba y jamás se involucró con ella ¡bien por tí, Guido, te saliste de abajo de una patana, yo no fui tan juiciosa!) y nacida y criada en una de las mejores zonas residenciales de la capital (si no me equivoco Bella Vista). Pues esta chica trabaja en su área, vive sola y no tiene hijos. Aparentemente es una tecata funcional.
Pero así es como van sus fines de semana: ella tiene un grupo de amigos que debe andar entre 8 y 10 hombres (yo, por mi parte, llegué a conocer 6). Esta gente llega a la casa de ella los fines de semana armada con alcohol por un tubo y siete llaves, cigarrillos y la droga de elección para el fin de semana, sea yerba, perico o pastillas. Por supuesto, los hombres se ocupan de todos los gastos y ellas, las mujeres presentes, se limitan a acostarse con ellos (uno, varios o todos) a cambio de que le den su dosis gratis, gústele o no le guste el tipo (como decía Celestina "tú le haces un teatro y sales rápido de ellos").
El tiempo que yo me pasé juntándome con ella sabía que mis días estaban contados, porque un tecato nunca va a ser amigo mío por mucho tiempo y un tecato nunca va a ser amigo de verdad... además, llega un momento que ellos se friquean de andar con una persona straight. Recuerdo que cuando ellos venían a mi casa dejaban tantas botellas de cerveza regadas que mis hijos preguntaban si yo había hecho una fiesta (no, de hecho sólo eran cuatro personas, pero duraron como 3 días). Lo más grande es que la mayoría de las cervezas se quedaban por la mitad, porque el interés fundamental de esta gente no estaba en el alcohol.
Cuando esta chica arranca el bonche, no tiene absolutamente ningún tipo de límites. Yo amanezco bebiendo en la calle, pero ya a media mañana tengo que venir a mi casa a bañarme, cambiarme, dormir, comer y todas esas minucias que nos gusta hacer a la gente normal. Pero Celestina es lo que se dice una verdadera levente. Anda con un arsenal en la cartera para poder amanecer 2 y 3 noches donde le llegue la hora (no que haya una hora, puesto que no duerme porque está bajo los efectos de sustancias); se aparece en casa de la gente a las 6 de la mañana y no sale en 24 o más horas, no come, se acuesta rutinariamente con el que esté comprando ese día y cambia de humor como de ropa interior. Por ratos se pone sumamente grosera e insulta a todo el mundo y por ratos comienza a chulear a la misma persona que insultó.
Hay uno del grupo que decidió limpiarse, está yendo a un programa y todo. Por lo menos duró 4 años juntándose con esta gente. Él era el suplidor principal, su trabajo era vender droga en los bonches electrónicos y además era el novio de Celestina. Pues desde que él dejó eso le dieron un zumbón que debe haber caído como en Rusia. Jamás se ha vuelto a saber de él. Literalmente ellos dejaron de hablarle. Solo puedo imaginarme el estrallón que él debe haberse dado si alguna vez pensó que esta gente eran amigos suyos.
Cobrar la nalga por necesidad es algo que yo no lo cuestiono, pero dar el culo por perico es para mí la peor forma de arrastrarse, porque es para obtener algo que honestamente lo único que puede es hacerle daño al recipiente. Esta muchacha trabaja y se mantiene, pero con qué mantenerse el vicio, lo tiene abajo del ombligo. Toda la vida he estado aterrada de la gente así y por eso la mantengo lejos. Como dice Junot Díaz: Socios: nunca, nunca, nunca se metan con una perra llamada Awilda. Porque cuando se ponga a awildar, van a saber lo que es dolor de verdad. Pues lo mismo opino yo de Celestina.
Yo, por mi parte, estoy feliz de haber salido de esa crápula.
Como quiera, a las que tienen los cojones de poner al novio a llevarle compras a la casa y a pagarles el salón (aunque cueste unos miles) yo las felicito (y a la vez las exhorto). Ya quisiera yo haber aprendido a ser un cuero. Pero hay otra situación que se conoce que va más allá de dar la nalga por dinero, y es darla por una nota.
Cuando nos hablan de las mujeres que lo dan por drogas nuestra mente se va automáticamente a los escenarios más sórdidos, a la calle adentro de Yordano; al Bonsuá y el Mamaya; a los antros de mala muerte, más arriba de la Ovando en los cabarets y burdeles. Siempre pensamos en unas pobres muchachas morenas, flaquitas o gordas, jodías, posiblemente con hijos, sin trabajo, adictas y en el más bajo estado de degradación (por lo menos en nuestro país, supongo que las tecatas --igual que las putas-- en Europa son rubias) y en realidad esta situación nos apena.
Pero este no necesariamente tiene que ser el caso.
Conozco a una muchacha contemporánea conmigo llamada Celestina, blanca y bonita, flaca y viste muy conservadoramente, y puedo decir sin lugar a dudas que no sale mucho a la calle. Tan conservadora que se ofendía si yo decía en público que ella era "mi novia". Estudió derecho en la PUCAMAIMA (nada más y nada menos, de hecho, ella cuenta que vivía enamorada de Guido pero él ni la miraba y jamás se involucró con ella ¡bien por tí, Guido, te saliste de abajo de una patana, yo no fui tan juiciosa!) y nacida y criada en una de las mejores zonas residenciales de la capital (si no me equivoco Bella Vista). Pues esta chica trabaja en su área, vive sola y no tiene hijos. Aparentemente es una tecata funcional.
Pero así es como van sus fines de semana: ella tiene un grupo de amigos que debe andar entre 8 y 10 hombres (yo, por mi parte, llegué a conocer 6). Esta gente llega a la casa de ella los fines de semana armada con alcohol por un tubo y siete llaves, cigarrillos y la droga de elección para el fin de semana, sea yerba, perico o pastillas. Por supuesto, los hombres se ocupan de todos los gastos y ellas, las mujeres presentes, se limitan a acostarse con ellos (uno, varios o todos) a cambio de que le den su dosis gratis, gústele o no le guste el tipo (como decía Celestina "tú le haces un teatro y sales rápido de ellos").
El tiempo que yo me pasé juntándome con ella sabía que mis días estaban contados, porque un tecato nunca va a ser amigo mío por mucho tiempo y un tecato nunca va a ser amigo de verdad... además, llega un momento que ellos se friquean de andar con una persona straight. Recuerdo que cuando ellos venían a mi casa dejaban tantas botellas de cerveza regadas que mis hijos preguntaban si yo había hecho una fiesta (no, de hecho sólo eran cuatro personas, pero duraron como 3 días). Lo más grande es que la mayoría de las cervezas se quedaban por la mitad, porque el interés fundamental de esta gente no estaba en el alcohol.
Cuando esta chica arranca el bonche, no tiene absolutamente ningún tipo de límites. Yo amanezco bebiendo en la calle, pero ya a media mañana tengo que venir a mi casa a bañarme, cambiarme, dormir, comer y todas esas minucias que nos gusta hacer a la gente normal. Pero Celestina es lo que se dice una verdadera levente. Anda con un arsenal en la cartera para poder amanecer 2 y 3 noches donde le llegue la hora (no que haya una hora, puesto que no duerme porque está bajo los efectos de sustancias); se aparece en casa de la gente a las 6 de la mañana y no sale en 24 o más horas, no come, se acuesta rutinariamente con el que esté comprando ese día y cambia de humor como de ropa interior. Por ratos se pone sumamente grosera e insulta a todo el mundo y por ratos comienza a chulear a la misma persona que insultó.
Hay uno del grupo que decidió limpiarse, está yendo a un programa y todo. Por lo menos duró 4 años juntándose con esta gente. Él era el suplidor principal, su trabajo era vender droga en los bonches electrónicos y además era el novio de Celestina. Pues desde que él dejó eso le dieron un zumbón que debe haber caído como en Rusia. Jamás se ha vuelto a saber de él. Literalmente ellos dejaron de hablarle. Solo puedo imaginarme el estrallón que él debe haberse dado si alguna vez pensó que esta gente eran amigos suyos.
Cobrar la nalga por necesidad es algo que yo no lo cuestiono, pero dar el culo por perico es para mí la peor forma de arrastrarse, porque es para obtener algo que honestamente lo único que puede es hacerle daño al recipiente. Esta muchacha trabaja y se mantiene, pero con qué mantenerse el vicio, lo tiene abajo del ombligo. Toda la vida he estado aterrada de la gente así y por eso la mantengo lejos. Como dice Junot Díaz: Socios: nunca, nunca, nunca se metan con una perra llamada Awilda. Porque cuando se ponga a awildar, van a saber lo que es dolor de verdad. Pues lo mismo opino yo de Celestina.
Yo, por mi parte, estoy feliz de haber salido de esa crápula.
Es como una canción de Tego que dice, "las mas putas son las mas finas" jejeje. A mi me tripean full las mujeres como Celestina. Yo no consumo ni nada de esas vainas, pero siempre y cuando la jevita sea bonita (nada de grillos), tenga doble cara (tu sabes, dique la seria y la de puta), tenga su vicio y yo tenga los cuartos para darselo, no hay problema. Ojala yo encontrar mas mujeres como ella.
ResponderEliminarY para ke tu veas como son las vainas de la vida, personas como Celestina en realidad son personas que antes yo decia que jamas me iba a relacionar por la mala influencias y vainas. Pero al menos yo se que estas personas no valen la pena, son traicioneras y hacen lo que sea por darse su pase. Ya yo veo lo que viene. Pero peor es tu tener "amigos" y/o familiares que te hacen vainas igual o peores de lo que haria una persona como celestina. Aki es lo que se aplica la gran ignorancia de: "Es mejor a una mala conocida que a una buena por conocer"
nah, porkeria to'.