martes, enero 06, 2009

Capítulo concluso

"Tenían que transcurrir muchos años, sufrir yo muchos golpes, perder grandes ilusiones y conocer multitud de gente para recuperar en cierto modo a mi padre y a mi pueblo natal; ya que siempre el camino hacia lo más íntimo es un largo periplo que pasa por seres y universos. Así recuperaría a mi padre. Pero, como casi siempre pasa, cuando era demasiado tarde. Si en aquel entonces hubiera intuido que lo veía sano por última vez, si hubiera adivinado que veinticinco años después lo vería convertido en un sucio montón de huesos y vísceras en podredumbre, mirándome tristemente desde el fondo de unos ojos ya casi ajenos a este mundo, entonces habría tratado de comprender a aquel hombre áspero pero bueno, enérgico pero candoroso, violento pero puro. Pero siempre entendemos demasiado tarde a los seres que más cerca están de nosotros, y cuando empezamos a aprender este difícil oficio de vivir ya tenemos que morirnos, y sobre todo ya han muerto aquellos en quienes más habría importado aplicar nuestra sabiduría." Ernesto Sábato. Sobre héroes y tumbas.

Acabo de entender algo por primera vez en 17 años. Esta es la historia con mi papá:

Después que ellos se divorciaron cuando yo tenía 6 años él venía a visitarme mensualmente al principio, después varias veces al año en las fechas especiales y luego aproximadamente una vez al año, para mi cumpleaños. En ese lapso también hablábamos por teléfono algunas veces, raramente, cuando yo sabía el teléfono de su trabajo (cambiaba de trabajo más que de pantaloncillos).

En una ocasión, para navidad cuando yo tenía 11 años mi mamá y yo fuimos a visitar a mis padrinos y se puso el tema de mi papá. Hacía como 1 año y medio que no sabía de él y estando allá, mis padrinos me dieron el número de teléfono y lo llamé. Naturalmente, lo primero que hice fue reclamarle que me tenía botada y me contestó: "Si tú hubieras querido hablar conmigo me hubieras llamado, mi número está en la guía". Yo seguí hablando con él pero después que tranqué me pasé la noche llorando por la actitud tan grosera con que me contestó ¡yo si me encontré injusta esa respuesta! De ahí en adelante decidí no molestar más y en eso pasaron 5 años.

Cuando ya se me pasó el pique, a los 16, decidí entonces rescatar esa relación, buscarlo hasta abajo de las piedras y obligarlo a que me viera y me hablara, porque era mi papá y me hacía falta. Ya yo había terminado los exámenes de 4to de bachillerato, estaba por graduarme, tenía amigos, novio y un nivel más alto de autonomía.

Dicho y hecho. Lo localicé y fui con uno de mis mejores amigos del colegio y mi novio para su casa. Esta visita fue escondida de mi mamá que todavía no lo sabe. Por primera vez fui a su casa, por primera vez conocí a su esposa (ya tenían 10 años juntos) y él me guardó bizcocho y refresco rojo, porque supuestamente eso era lo que a mí me gustaba. Me enseñó también que todavía llevaba en su cartera la misma foto de siempre, que es la que está aquí puesta. La visita estuvo excelente, mis amigos lo adoraron automáticamente. Hijo único igual que yo, pero con más hermanos postizos que el carajo. A todo el que tenía su apellido se lo pegaba de hermano o primo.... siempre el alma de la fiesta, mujeriego, bebedor, fiestero, cuenta cuentos, celebraba los aniversarios "del día que nos conocimos, del día que nos miramos, del día que nos dimos el primer beso" dice mi mamá. Este tipo era el protagonista de la canción Mediterráneo: "Soy cantor, soy embustero, me gusta el trago y el vino, tengo alma de marinero".

Par de meses más tarde vino a visitarme a mi casa y me avisó que tenía que cumplir su sueño, ir a España, a conocer la tierra de su padre, que había vendido el carro para pagar el viaje y ya se iba, que era un viaje como de 6 meses y que me iba a escribir.

Efectivamente, al poco tiempo, en Septiembre, llegó una carta en que me decía que le gustó mucho España, que les estaba yendo bien, que todo por allá era muy fácil y que estaba pensando quedarse. Esto me chocó un poquito, pero me dispuse a contestarle muy contenta par de días más tarde que ya yo había entrado a la universidad, que me había decidido por arquitectura, que a mis amigos él les cayó muy bien y a mí su esposa, Magda, etc.

Como estaba muy cansada por la amanecedera me acosté a dormir la siesta para ir al correo cuando me despertara. Ya se estaba poniendo el sol y mi mamá entró a la habitación y me dijo: "Llegó Julio (mi novio) y me acaban de llamar que tu papá se murió ayer en España". Sobra decir cómo me pasé el resto del año. Aparentemente le dio pancreatitis, se le envenenó la sangre, se murió en 3 días.

Lo natural es estar triste, pero este no era mi punto. Lo que me frustró es que cuando yo por fin tomé una decisión, precisamente va y se muere. Aparte de los naturales sentimientos de negación ('esto tiene que ser un error') yo tenía un maldito pique con él por abusador, por la desconsideración de morirse y no avisar, cuando yo apenas estaba recuperando lo que me hizo tanta falta por tantos años.

Por 17 años he cargado con esta tristeza y hoy por fin me di cuenta que yo lo estaba mirando todo al revés. Yo sentí que me truncaron un capítulo bello, interesante que estaba por empezar en mi vida. Pero eso no es lo que pasó, no era un capítulo que estaba empezando, era el epílogo.

Dios me dio la oportunidad de verlo una última vez, Dios me dio la oportunidad de verlo a los 62 años, de conocer su casa, de conocer su esposa. Dios me dio el chance de hablar una última vez con él por teléfono, de que me visitara una última vez, de que se despidiera, de que me escribiera. El gran privilegio que yo tuve fue que a mí no me llamaron un día y me dijeron "tu papá se murió" y yo me quedara con la frustración de que la última vez que supe de él fuera 5 años antes en una conversación súper hiriente.

Hoy me levanté súper feliz, porque 17 años más tarde entendí que yo sí tuve una oportunidad de concluir el capítulo y se me concedió el privilegio de un final feliz.

3 comentarios:

  1. ke bueno, tu punto de pista esta cool, y es bueno tambien desaprender lo aprendido y tomar sus propias deciciones, pensando nuestras necesidades.

    Hoy, luego de no encontrar nada ke hacer en la Web, en mi notebook encontré una conversación nuestra donde, me mandabas el link tu blog. Y pensé: entrare a ver.

    Me gustan las historias verídicas y mucho mas esta, en algo se parece a lo ke he vivido yo, el principio es muy parecido, ya te lo he contado personalmente.

    Sip, mientras transcurrió el 'Ajustando las velas', en boca chica ke conversamos de esto, ke Alejandro trajo al caso mi situación en ese aspecto, y a lo ke yo le conteste: la diferencia es ke aki Yo era la ke No tenia interes de buskarlo, sigo estando en el mismo lugar, en el mismo numero y aparte, me he cansado de pedirle ke venga a verme, y cual ha sido su respuesta: ahhh!!! Mejor vengan ustedes.

    Att: La llamada Vivian (la novia de Alejandro)

    ResponderEliminar
  2. Kiara, te la comiste!!!

    Que testimonio mas humano, mas ejemplarizador.

    Casi se me salen las lagrimas al leerlo. Concluyes enviando un mensaje de esperanza para aquellos que en algun momento piensen que se perdieron de algo.

    Te feclicito sinceramente.

    ResponderEliminar
  3. Anónimo, muchísimas gracias por tu comentario ¡qué bueno que te gustó!... nos seguiremos viendo.

    Y para Vivian, hace unos días conté la última vez que nos juntamos los cuatro y cómo resultó aquello. Yo sé que tú, mi querida, eras la que menos opciones tenías, al ser mujer si te hubieras puesto a opinar lo más que te podías ganar era otro insulto igualito que los míos. Pero estoy en modo de autopreservación y me niego rotundamente a estar con gente que me haga daño o no me convenga. Cuando tú te decidas a salir de esas dos crápulas, eres bienvenida... todavía tenemos mucha historia por escribir, muchos lugares a donde ir y muchas personas por conocer.

    Un beso

    ResponderEliminar

¿y cómo lo ve usted que tiene lentes, doctor?