martes, agosto 09, 2011

Paso 3: Invierno en Mar del Plata

Esta guerra civil, este mano a mano,
Estos moros y cristianos,
Este muro de berlín.
Este virus que no muere ni nos mata,
Esta amnesia en el cielo del paladar,
La limusina del polvo por manhattan,
El invierno en mar del plata,
Los versos del capitán.

Joaquín Sabina. Cerrado por derribo


Y entre la ausencia y la incertidumbre pasaron de repente 4 semanas desde que el Duke se mudara de la casa por vez sexta (y oficial).... y entonces, se viró la tortilla (si por algo soy famosa, es por sanarme rápido). Y entonces me entró el invierno; la desidia y la indiferencia. El ya no me importa, Dios me lleve, Dios me traiga y si me muero me avisan.

El ¿ya para qué? ¿qué tengo yo que buscar en la vida de este hombre? ¿qué se me ha perdido ahí? ¿a qué vuelvo? si nunca hubo nada de lo que yo necesitaba ¿a buscar a la madre de quién? ¿QUÉ ES EXACTAMENTE LO QUE YO GANO, que no estoy entendiendo bien? A lo mejor hacer el esfuerzo del siglo para conciliar y recuperar lo mismo que tuve hasta diciembre:

- Inestabilidad. Que me trates como un hotel porque "no sabes lo que quieres".
- Que siempre haya otros que estén primero.
- Tu egocentrismo. Que pienses como uno, hables como uno, planifiques como uno, decidas como uno --no como la mitad de una pareja.
- Que no te importe si yo me alejo, porque nunca me pedirías que volviera.
- Que nunca me viste como tu familia, sino como algo pasajero y prescindible.
- Que soluciones todos los problemas huyendo. (¡eso sé hacerlo yo!)

(¡JAJAJAJA! Quién lo iba a decir. También se pueden tener esposos imaginarios!!!)

¿Qué es lo que voy a recuperar? ¿una relación perfecta y feliz que solo existió en mi cabeza? Si nunca me consideraste familia, entonces ¿qué coño estuviste haciendo estos dos años, USÁNDOME? Yo merezco más que esto y no se ha demostrado que el Duke sea capaz de dármelo. Si tú no sabes lo que es amor y matrimonio, entonces quizás no me mereces.

Ciertamente, si tú piensas que la depresión duele y que la impotencia duele, prueba la decepción. El asesinato o muerte natural de las ilusiones debe ser una de las cosas más terribles del mundo. Porque solo dejan hastío e indolencia:  Mi amor ¿y qué te pasa? Nada mi amor, estoy bien ¿Segura? Sí, segura. No tú no estás bien, te pasa algo. No, no me pasa nada ¿Qué pasó, hice algo malo? No ¿Dije algo mal? No ¿Te ofendí? No ¿Y por qué estás así, entonces? No estoy de ninguna forma... Pero no dices nada ¿Qué quieres que te diga? No sé, algo, no estás hablando. Porque no tengo ganas de hablar. Pero también hace tiempo que no nos acostamos. Ah, perdón, no me había dado cuenta, he estado distraída. Mi amor, perdóname si te he ofendido en algo ¿qué tengo que hacer para que tú estés feliz?... (malas noticias, no hay nada que TÚ puedas hacer!).

Esta falta de fe, este no querer nada, no buscar nada, no esperar nada sólo deja vacío. Y desolación. E indecisión.

Pero ¿sabes qué? tú tendiste tu cama y ahora vas a tener que dormir en ella.

Y ya lo dijo Sabina: "¡qué poco rato dura la vida eterna!".

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¿y cómo lo ve usted que tiene lentes, doctor?