jueves, abril 29, 2010

Los pleitos

"Solo existen dos cosas: excusas y resultados... y las excusas no valen"


Pues la verdad que me tienen amordazada. El otro día me puse a opinar sobre relaciones ajenas y me contestó Mujer Moderna que qué chiste tiene andar contanto: "qué bonito, qué dulce, qué romántico, qué bien nos llevamos y qué felices somos..." o sea, a ponerse uno de ridículo y de cursi... esa vaina da hasta náusea. No sé tú, pero a nadie le gusta oír que otra persona es feliz (en mi caso con la sola excepción de mi mamá y mis hijos, pq es un amor no egoísta. Según lo que yo he visto con los ojos de la cara.... hay mamás que ni eso!), por más que tú quieras a alguien, lo mejor que pueden hacer tus mejores amigos por tí es ser desdichados, lo contrario es muuuuuuuuuuy aburrido.

Precisamente porque estoy de acuerdo con eso casi no escribo desde diciembre. Eso y que el tiempo no me alcanza para pasármela rapando, resacada y como quiera entregar a tiempo todo el trabajo pendiente.

Pero si esta chica tiene un bló, a pesar de estar casada, es porque el happily ever after no existe. Aquí es que empieza lo bueno. O sea, amárrate el cinturón, que vas a empezar el recorrido de tu vida!! no hay jornada más interesante.

Pues yo siempre digo que nosotros no peleamos, pq aunque nos la pasamos discutiendo "vehementemente" como le dice el duke (y a los gritos), nunca hay insultos. Pero lo más importante lo noté mucho más tarde: los resultados. La experiencia individual que tiene más peso en definir el éxito de esta relación es esta. No hemos tenido que pelear dos veces por la misma vaina. Porque cuando yo tengo una queja el duke podrá defenderse, protestar, brincar y patalear, pero a la larga nunca lo vuelve a repetir.

Recuerdo la primera vez que me encojoné con él en grande. Por el asunto aquél de la cena con el amigo. Desde ese día nunca ha dejado de invitarme absolutamente a todo. No se comprometió a hacerlo, sencillamente lo hizo, y tengo que tomar en cuenta que la inmensa mayoría de las veces han sido actividades de trabajo. Lo último que me dijo fue: "donde vaya yo, vas tú, tú eres mi esposa, acostúmbrate".

Otra de las vainas que me quillaban de él era la pegadera con la hija. No soporto a nadie que me diga que lo primero en su vida son los hijos, porque así no fue diseñado.... Y en todo caso, lo primero era la hija, segundo él, tercero la bici, cuarto el trabajo, quinto... supongo que el resto de la familia! con lo cual, yo podía ganarme un módico sexto lugar en su vida ¡con suerte! (claro que fue en parte mi grandísima culpa: yo fui que le propuse una relación casual y sin compromisos) Yo le dije mi opinión sobre este tópico desde el principio y al poco tiempo toda esa escala de valores fue reorganizada poco a poco, al césar lo que es del césar. Cada cosa en su tiempo y en su espacio.

Y hablando del compromiso también tenía problemas con la falta de compromiso que le veía en sus relaciones anteriores. Y se lo decía. Por supuesto, me refiero a las relaciones serias. Yo no comprendo el concepto del novio eterno. Eso no lo aguanta nadie. Un noviazgo debe tener un objetivo, un principio y un final. Llega un punto que o se pasa al próximo nivel o siga su camino y que le vaya bonito! yo seguiré buscando.... Ya tú sabes cómo resultó eso.

Está la muy conocida discusión del especial. Como sabes ocurrió a finales de noviembre. Aunque ese día él me mandó a la mierda, el resto de los meses se fue de boca buscando cómo demostrarme que yo era especial... hasta que lo logró.

Y me he encojonado porque él se deja joder del jefe.... no lo ha hecho más.... o porque no me llamó a cierta hora, y llama dos veces todos los días antes de esa hora (quizás por miedo a que yo caiga en un shopping spree que le cueste un ojo de la cara ¡quién sabe!) Que me molestaba la llamadera si no era para vernos.... lo dejó, que si él no había terminado con la novia de una manera clara él no tenía el cerebro bien amueblado.... la dejó. Y cuando le dije que lo de nosotros nunca podía ir para parte, porque los obstáculos eran demasiados.... se cagó en ellos y los fue derrumbando uno por uno. Los ejemplos son incontables.

Lo importante que ninguno de estos ha sido un ultimátum. Nunca hubo un chantaje o una amenaza. Nunca le dije que si no resolvía yo prefería seguir mi camino sola (aunque sí lo tenía decidido). En cada uno de los casos él me dio pelea, se defendió con uña y dientes..... para terminar resolviéndolos solo, voluntariamente él, sin haberlo prometido antes (¡qué diferencia con mi segundo marido, que prometía y no cumplía como todos los viciosos!) Y no se me ocurre otra cosa que pensar que lo hizo para complacerme, para hacerme feliz. Y por eso lo amo.

So, 8 dead, 1 to go.... ¡Mañana veo a mi marido!

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¿y cómo lo ve usted que tiene lentes, doctor?